Jesica Fuente, a sus 43 años, es un ejemplo de resiliencia y amor por el básquet. Su historia no solo está marcada por los logros deportivos, sino también por su lucha incansable contra las adversidades de salud que la vida le presentó. Ni un diagnóstico devastador ni las complejas operaciones que enfrentó lograron apagar su deseo de seguir jugando.
Los inicios en el deporte
Desde pequeña, el deporte fue el centro de la vida de Jesica. A los cinco años comenzó con gimnasia deportiva, disciplina que practicó hasta los 10 años, cuando decidió pasarse al básquet, siguiendo la tradición familiar. Su carrera como jugadora la llevó por clubes como José Hernández, Obras Sanitarias, Sunderland y Unión Vecinal de Munro. Comenzó como pívot, pero con el tiempo se desempeñó como alera, destacándose por su precisión en los tiros.
El diagnóstico inesperado
En 2011, Jesica comenzó a experimentar dolores de cabeza severos, algo poco común en su vida. Tras someterse a estudios médicos, le diagnosticaron un tumor benigno en la cabeza, ubicado cerca de los nervios en el lado izquierdo de su cuerpo. La primera cirugía llegó el 15 de agosto de 2012, dejando una cicatriz de 32 puntos en su cabeza. Aunque la recuperación fue larga, logró salir adelante, aunque con algunas secuelas temporales como visión doble.
Cuatro años después de la operación, Jesica volvió a las canchas con el apoyo del club Vélez, donde compartió equipo con excompañeras de Banco Provincia. Sin embargo, en 2016, nuevas convulsiones revelaron que el tumor había comenzado a crecer nuevamente. A pesar de las advertencias médicas, continuó aferrándose al deporte como una parte esencial de su vida.
Un nuevo desafío médico
En 2020, en plena pandemia, Jesica enfrentó su segunda cirugía, aún más compleja que la primera. Esta intervención le dejó 27 puntos de sutura, así como secuelas como visión doble y afasia, dificultando su capacidad para hablar. A pesar de los obstáculos, no perdió de vista su objetivo: volver al básquet.
Tras recibir el alta médica, retomó los entrenamientos en el equipo de Banco Provincia. Sin embargo, las convulsiones continuaron interrumpiendo su progreso, lo que la llevó a alejarse temporalmente del deporte. En 2024, con el respaldo médico y la invitación de su entrenador Jorge Ferradás, regresó a las prácticas, aunque pronto los problemas físicos la obligaron a replantear su futuro competitivo.
Un regreso diferente, pero igual de valioso
Jesica encontró una nueva forma de disfrutar del básquet en el club Macabi, donde entrena semanalmente con un grupo de mujeres de diversas edades, incluyendo a su hermana. Aunque su participación es más recreativa, el deporte sigue siendo su refugio.
Esta atleta no solo es una inspiración para quienes la rodean, sino también para quienes enfrentan desafíos similares. “A las personas que están pasando un momento difícil de salud, les digo que sigan adelante, que tengan paciencia y que siempre hagan caso a los médicos”, reflexiona.