Con apenas 12 años, Francisco Dalaison Jaime, nacido en Río Cuarto, ya brilla como nadador adaptado en el escenario deportivo nacional. Su última hazaña fueron los Juegos Evita en Mar del Plata, donde conquistó tres medallas, superando sus propias expectativas y dejando en alto el nombre de su ciudad y provincia.
Francisco compite en la categoría S14, que no está relacionada con la edad sino con las características de las discapacidades de los atletas. Esta división agrupa a niños con autismo, retrasos madurativos y deficiencias neurocognitivas. A pesar de las diferencias de edad entre los competidores, destacó con su desempeño.
Lo curioso es que de pequeño Francisco no imaginaba que su futuro estaría ligado a la natación. “Cuando era chiquito le tenía miedo al agua, temía hundirme. Era todo un desafío, pero después superé ese miedo”, relató. Una vez que se animó, comenzó su relación con la natación competitiva: “La primera vez que competí me sentía confundido porque era algo nuevo, pero a las pocas horas me acostumbré y hasta gané una medalla. Hoy me siento muy orgulloso de llegar al agua”.
Desde los 3 años, el agua se convirtió en su refugio, un lugar donde logra desconectarse de los estímulos externos: “Para mí es hermoso. El agua fría o caliente me libera. Es mi lugar en el mundo”.
Entrenamientos y pasión por la mejora continua
Francisco entrena de lunes a sábado, dedicando entre dos y tres horas diarias a la pileta y una más a la gimnasia. Su enfoque no es solo ganar medallas, sino mejorar constantemente sus tiempos: “El espíritu competitivo está en cada uno. Más allá de las medallas, me enfoco en superarme a mí mismo. Bajar mis tiempos es una satisfacción personal que refleja todo lo entrenado”.
De Río Cuarto a Mar del Plata
La clasificación a los Juegos Evita fue un momento clave para Francisco. En los Córdoba Juega, realizados en el Polo Deportivo Kempes, logró asegurar su lugar tras ganar en las pruebas de espalda, pecho y crol. “Fui muy nervioso porque sabía que si me iba bien, me clasificaba a mi meta más grande. Todo el entrenamiento rindió frutos”, recordó emocionado.
Ya en Mar del Plata, Francisco no solo compitió, sino que vivió una experiencia única junto a chicos de todo el país: “El natatorio estaba repleto. Me gustó mucho que las pruebas fueran rápidas y no tuviéramos que esperar. Éramos solo cinco nadadores adaptados de Córdoba, y fue increíble estar allí”.