Lucas Guzmán, uno de los 136 atletas argentinos que participarán en los Juegos Olímpicos de París 2024, ha demostrado ser un ejemplo de resiliencia y sacrificio. El taekwondista de 30 años está listo para enfrentarse a una nueva oportunidad en el escenario olímpico.
Nacido en 1994 en Merlo (Buenos Aires), Lucas creció en una familia profundamente arraigada en el mundo del deporte. Su padre formó parte del seleccionado argentino de taekwondo y su madre era profesora de educación física. Siguiendo los pasos de su papa, comenzó a practicar taekwondo desde temprana edad, entrenando en un gimnasio cercano a su hogar. Sin embargo, los peligros del trayecto hacia el gimnasio llevaron a la familia a emprender un gran proyecto: construir la Academia Sung-Do, un gimnasio propio.
El sacrificio de la familia fue monumental. Para sustentar la carrera de Lucas, sus padres realizaron múltiples actividades como rifas y comidas, incluso sacrificaron su propio bienestar. “Muchas veces, cuando yo estaba de viaje, mi familia no tenía suficiente para comer porque mis traslados eran costosos. De eso estoy muy agradecido, y jamás voy a olvidarlo”, confesó.
El recorrido de Lucas hacia sus primeros Juegos Olímpicos comenzó a tomar forma en 2010 cuando ganó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Singapur. Su ascenso continuó con destacados resultados en competiciones internacionales, como el bronce en los Juegos Panamericanos de 2015 y en el Mundial de Manchester 2019. En 2019, alcanzó la medalla dorada en los Juegos Panamericanos de Lima y en 2020 se consagró campeón del Preolímpico de Taekwondo en Costa Rica, asegurando su lugar en Tokio 2020.
La experiencia olímpica en Japón fue una montaña rusa emocional para Guzmán. Aunque avanzó a la lucha por la medalla, no pudo concretar su sueño de subir al podio. En semifinales, cayó ante Vito Dell’ Aquila y en el combate por el tercer puesto perdió frente al ruso Mikhail Artamonov.
Lucas Guzmán ha demostrado su capacidad de superación al clasificar a los Juegos Olímpicos de París 2024, en una vibrante competencia en el preolímpico de Santo Domingo. Su victoria en semifinales, con una patada decisiva en los últimos segundos, subraya su determinación y habilidad. Con el apoyo de su familia y el sacrificio que ha marcado su camino, está listo para enfrentar una nueva batalla en busca de la tan ansiada revancha olímpica.