Román Burruchaga, de 23 años e hijo del ex campeón del mundo, se consagró campeón del Challenger de Buenos Aires, torneo que en la última década se transformó en una plataforma de despegue para varias figuras del tenis nacional.
En la final disputada sobre el polvo de ladrillo porteño, Burruchaga se impuso con solidez por 7-6 (4) y 6-3 ante su compatriota Álex Barrena, en un cruce entre dos jugadores de la misma generación y amigos desde la infancia. El campeón completó el certamen sin ceder sets, mostrando regularidad y contundencia a lo largo de la semana.
Este se trata del segundo título Challenger en la carrera del bonaerense, que ya había festejado en enero de este año en Piracicaba, Brasil. Con este logro, se suma a la lista de tenistas argentinos que utilizaron el certamen de Buenos Aires como trampolín, entre ellos Diego Schwartzman, Francisco Cerúndolo y Sebastián Báez.
Hijo de Jorge Burruchaga, campeón del mundo con la Selección Argentina en México 1986, Román eligió un camino distinto al de su padre. Lejos del fútbol, se inclinó por el tenis profesional, un deporte individual y exigente, donde el aspecto mental suele ser determinante, especialmente para los jugadores sudamericanos.