Marcela “La Tigresa” Acuña, nacida el 16 de octubre de 1976 en Formosa, Argentina, es una figura emblemática del boxeo femenino y una pionera que abrió caminos para muchas mujeres en este deporte. Su carrera, marcada por la perseverancia y el coraje, la llevó a conquistar títulos mundiales en las categorías de peso pluma y supergallo, convirtiéndose en un referente indiscutible del boxeo a nivel mundial. Ayer de noche, en Neuquen, disputó su última pelea como profesional.
En una emotiva velada celebrada en el Gimnasio Municipal de Plottier, Marcela Acuña disputó su última pelea profesional, poniendo fin a una carrera que inspiró a generaciones de boxeadoras y elevó el nombre de Argentina en el ámbito internacional.
En el plano profesional, Acuña cierra su carrera con un impresionante récord de 53 peleas ganadas (20 por KO), 11 derrotas y 3 empates. La gran referente del boxeo femenino se despide luego de 28 años en el ring, habiendo sido la primera mujer en obtener una licencia oficial del boxeo argentino tras su debut en 1997. Su trayectoria marcó el camino para futuras púgiles, que a partir de 2001 comenzaron a gozar de una reglamentación oficial femenina.

A lo largo de su exitosa carrera, “La Tigresa” logró los títulos mundiales de peso pluma (WIBA) y peso supergallo (WIBA & CMB). Además, el 28 de abril de 2001, en un combate contra Jamillia Lawrence en Buenos Aires, protagonizó la primera pelea profesional de boxeo femenino en Argentina. Dos años después, en 2003, superó a la panameña Damaris Pinock Ortega, obteniendo el primer título mundial ganado por una boxeadora argentina.
A lo largo de su trayectoria, “La Tigresa” no solo se destacó por sus habilidades dentro del ring, sino también por su lucha constante contra los prejuicios de una sociedad machista que, en sus inicios, no veía con buenos ojos a una mujer boxeadora. Su valentía y determinación permitieron que muchas otras mujeres pudieran seguir sus pasos y encontrar en el boxeo una pasión y una profesión.
Desde la Confederación Argentina de Deportes, queremos expresar nuestro más profundo agradecimiento a Marcela Acuña por sus años de dedicación y por llevar nuestra bandera con orgullo en cada combate. Su legado trasciende el deporte; es un símbolo de empoderamiento y de que, con esfuerzo y dedicación, no hay límites para lo que se puede alcanzar.