Hay disciplinas que evolucionan a lo largo del tiempo, en el que también van destacándose esos deportistas con historias que valen la pena ser narradas. Una de ellas fue Luis Alberto Nicolao: una persona que brilló con su estilo mariposa siendo así el primer nadador argentino con doble récord mundial en 100 metros.
Nació en Buenos Aires, en el año 1944. Desde pequeño, supo que su pasión era ese deporte que le daría triunfos y alegrías inesperadas: la natación. Es por eso que había comenzado a entrenar en el Club Ateneo de la Juventud.
A sus 17 años hizo una gran gesta en Rio de Janeiro, que nunca antes ningún nadador tuvo la oportunidad: logró dos veces hacer récord mundial de 100 metros estilo mariposa, la primera vez ocurrió un inolvidable 24 de abril y la otra sucedió tres días después, con 57 segundos, el 27 de abril de 1962.
También, triunfó en 1966, en el campeonato internacional de Bremer (Alemania), en la distancia de 100 metros libres, llevando a cabo un nuevo récord mundial en la prueba.
Cabe señalar que fue olímpico en tres oportunidades: Roma (1960), Tokio (1964) y México (1968), en donde llegó a ser finalista en los 100 metros libres.
Es menester resaltar, que en los Juegos Olímpicos de Tokio (1964), le ocurrió algo que jamás podría haberse imaginado, como esos días negros, esos martes 13, que a veces nos ocurren, en donde el reloj se queda corto: un embotellamiento en el tránsito retrasó su llegada a la competencia, que le dificultó competir en la final. Asimismo, fue dueño indiscutible de tres medallas de bronce en los Juegos Panamericanos.
En 1960, tomó rumbo hacia otros horizontes, precisamente se trasladó hacia Estados Unidos, en donde compitió para la Universidad de Stanford, llegando a entrenar a una figura emblemática en natación, como lo fue también Mark Spitz. Logró recibirse de Doctor en Ciencias Politicas y Relaciones Internacionales.
En los 70’, se convirtió en entrenador del club Corinthians de São Paulo. En 1981, regresó a nuestro país.
Actualmente, Luis tiene 76 años, y una vida que se inclinó absolutamente hacia las piletas, si bien es cierto que se retiró de la natación a una edad muy corta, dejó su marca registrada en las aguas, congelando así 24 títulos de campeón sudamericano, una vez campeón nacional en los Estado Unidos, y tres veces medalla de bronce en los Panamericanos. Sin lugar a dudas, un legado en el que no se encuentra ningún motivo para ser olvidado.
Nota: Priscila Toledo (Instituto Superior General San Martín)