El juvenil Joaquín Gómez (Escuela Municipal de Avellaneda) batió su propio récord sudamericano juvenil de martillo al lanzar este sábado 11 de octubre en el CeNARD de Buenos Aires el implemento de 6 kilógramos a 76,59 metros. La gran actuación del plusmarquista fue en el marco del torneo organizado y fiscalizado por la Federación Atlética Metropolitana (FAM) en homenaje a Juan Carlos Dyrzka, el recordman nacional de 400 metros con vallas (49s82), fallecido en 2012, cuya epopeya cumple 46 años este 13 de octubre y aún se mantiene vigente como la más longeva en la historia del atletismo argentino.
La serie de lanzamientos de Gómez fue: dos nulos, 72,00, nulo, 76,59 y 76,48.
La plusmarca anterior (75,77) del joven de 17 años, que es conducido por su padre y entrenador –Daniel-, había sido establecida el 24 de julio en Eugene (Estados Unidos), en la ronda clasificatoria de los Campeonatos Mundiales de Juveniles.
Con la marca actual (76,59), Gómez trepa del undécimo al sexto lugar en el ranking mundial del año de la categoría sub-20.
Otros atletas destacados en la jornada fueron: Matías Robledo (22.04 en 200 metros), Camila Gasha (26.34 en 200 mujeres), Cristian Cristaldo (1:55.43 en 800 varones), Karen Ayala (2:25.60 en 800 mujeres), Daniela Gómez (53.08 en martillo), Emiliano Suárez (54.63 en 400 con vallas varones) y Sarka Klvanova (65.93 en 400 con vallas mujeres).
Al promediar el meeting tuvo lugar el reconocimiento a la hazaña de Juan Carlos Dyrzka, y en su homenaje se hicieron presentes sus familiares directos y amigos entrañables, quienes recibieron por parte de la autoridades de la FAM unas medallas recordatorias del evento y también un cuadro con una tapa histórica de la revista El Gráfico de 1968 con la estampa del recordman que aún mantiene vigente el menor tiempo de un atleta argentino en los 400 metros con vallas.
Reseña histórica de Juan Carlos Dyrzka
Juan Carlos Dyrzka, conocido en su seno más intimo como “Juansón”, había nacido el 24 de marzo de 1941. Fue hijo de otros atletas como Juan Alfonso y Sofía Emilia (Tita), ambos argentinos, hijos de alemanes. Ese niño, unos años más tarde formó una familia al lado de su esposa, otra gran atleta de las pruebas combinadas, Ana Clara Goldmann. Juntos dejaron cuatro hijos (dos de ellos, también tuvieron su paso por las pistas).
Dyrzka se convirtió en una leyenda del atletismo argentino luego de sellar para la posteridad el récord nacional absoluto de 400 con vallas, aquel 13 de octubre de 1968 en Ciudad de Méjico, donde se estaban realizando los Juegos Olímpicos. Aquella hazaña aún se mantiene vigente por 46 años y es la más longeva del historial argentino de este deporte.
Asimismo, Dyrzka ocupa un lugar dentro de un selecto grupo de Grandes Protagonistas de la historia de nuestro atletismo, dado a que consiguió 14 medallas -cinco de ellas doradas- en los Campeonatos Sudamericanos, de los que recién se retiró en 1975, coincidiendo con su alejamiento de las pistas.
Hurgando más específicamente en sus mejores épocas, vale dar cuenta de que las temporadas ´62 y ´63 resultaron brillantes para él. En el Campeonato Nacional de 1962, en Tucumán, ganó cuatro pruebas (a lo largo de su campaña, totalizaría 19 títulos argentinos). Poco después, se adjudicó los 400 con vallas en el Iberoamericano de Madrid, en el Estadio Vallehermoso, reeditando una victoria lograda dos años antes en Santiago de Chile, cuando aún era junior.
En los Juegos Panamericanos de San Pablo, en 1963, se llevó la medalla dorada con 50s.32. A esa altura acumulaba unos cuántos récords nacionales y sudamericanos. Ese mismo año también obtuvo otro distinción de gran prestigio dentro del deporte nacional: el Premio Olimpia de Oro en 1963, en mérito al mejor deportista de ese periodo.
No obstante, a su seguidilla de victorias internacionales se le debe sumar el Preolímpico de Tokio en octubre de 1963, que convirtió a Dyrzka en uno de los favoritos para los Juegos Olímpicos escenificados en la capital japonesa, en 1964. Sin embargo, vivió allí la que fue -sin dudas- la mayor frustración de su campaña.
Después de una auspiciosa presentación en la serie (51s17), se vio desconocido en semifinales (octavo con 53s10) y quedó eliminado, sin opción a pelear por la medalla. Mucho después, recordó: “Pagué muy caro el error de no haber competido internacionalmente ese año. Y cuando llegué a los Juegos me faltaba roce, ritmo de competencia, sensaciones”.
Pese a ese traspié, Dyrzka mantuvo un standard muy alto en las temporadas siguientes. Protagonizó grandes duelos con figuras mundiales como los alemanes Hennige y Schubert (quienes vinieron a Buenos Aires), los italianos Frinolli y Salvatore Morale, realizó giras europeas, tuvo rivales de primera línea en nuestra región como el chileno Santiago Gordon o el venezolano Víctor Maldonado.
Para la época de los Juegos Olímpicos de Méjico -acaso, uno de los más grandes de la historia en cuanto a su calidad atlética- Dyrzka ya se encontraba en óptima forma, y con el fogueo que le dieron varias competencias preparatorias. En la serie de los 400 metros vallas ganó con 49s.82, convirtiéndose en el primer sudamericano en la historia en bajar los 50 segundos.
En la semifinal, quedó quinto con cuatro centésimas más, y no pudo acceder a la carrera decisiva. Allí el británico David Hemery arrasó con el récord del mundo, en la frontera de los 48 segundos, relegando al conocido Hennige y a otro británico, John Sherwood, mientras que un favorito como el estadounidense Geoff Vandestock se queda fuera del podio.
También se lució en los 400 llanos, especialidad en la que el estadounidense Lee Evans implantó un récord “estratosférico”. Dyrzka batió el récord nacional con 47s.02 en la primera ronda, y lo bajó a 46s.85 en cuartos de final, marca que permaneció casi dos décadas como tope argentino, hasta que José Beduino consiguió superarla.
Dyrzka -además- fue una de las máximas figuras que representó a la Federación Atlética Metropolitana en diversos campeonatos nacionales, en los que -como mencionamos- fue múltiple medallista. A nivel clubes vistió los colores de la Sociedad Alemana de Gimnasia de Los Polvorines (su club de toda la vida) y de River Plate (ya en el ocaso de su trayectoria).
A su retiro, se dedicó a la preparación física, primero en algunos equipos de fútbol y, mucho más tiempo, en los colegios. Esa profesión la ejerció aún hasta la primera década del 2000.
Lamentablemente, la triste noticia de su fallecimiento llegó el 26 de junio de 2012, victima de un paro cardíaco que terminó con su vida, a los 71 años.
Sin embargo, Juan Carlos Dyrzka -Juansón- quedó inmortalizado en el “mundo” atlético argentino. Y merecido que lo tiene.
(Fuente de datos: Archivo de Prensa FAM y de la Confederación Argentina de Atletismo)
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