El torneo de tenis US Open en Nueva York está respondiendo activamente a los efectos del cambio climático, que ha intensificado las temperaturas y los fenómenos meteorológicos extremos en la ciudad. Este evento, que atrae a miles de espectadores y a los mejores tenistas del mundo, está adoptando nuevas medidas para proteger tanto a los jugadores como al público del calor extremo.
El calentamiento global está obligando a los organizadores del torneo a realizar cambios significativos en su estructura. La ola de calor del año pasado impulsó el uso de techos retráctiles en los estadios principales, Arthur Ashe y Louis Armstrong, no solo para evitar retrasos por lluvia, sino también para proporcionar sombra y proteger a los asistentes del calor intenso. Este año, esta estrategia se convirtió en una política oficial del torneo, que ahora utiliza el método de temperatura WetBulb Globe para evaluar el estrés térmico bajo el sol y, cuando supera los 30 ºC, cerrar parcialmente los techos y ofrecer descansos de 10 minutos a los jugadores.
Madeleine Orr, profesora de ecología del deporte en la Universidad de Toronto, subraya la necesidad de reprogramar los eventos deportivos para enfrentar los desafíos del clima, citando ejemplos como el Mundial de Fútbol de Qatar 2022, que se trasladó a noviembre para evitar las altas temperaturas.
El US Open ha realizado mejoras continuas desde 2018, cuando una ola de calor obligó a varios jugadores a retirarse. Se han plantado más árboles para generar sombra, se han duplicado las estaciones de agua y se han introducido salas de refrigeración, toallas con hielo y ventiladores para los jugadores. Los espectadores también son animados a tomar precauciones, como buscar sombra y mantenerse hidratados.
Como complemento a estas iniciativas, es crucial destacar la importancia de la capacitación en deportes sostenibles que promueve la Confederación Argentina de Deportes a través de su Programa Federal de Deporte Sostenible (PROFEDES). Éste, que busca formar a las nuevas generaciones en prácticas deportivas responsables y adaptadas al cambio climático, se convierte en un pilar fundamental para garantizar la continuidad y la seguridad de los eventos deportivos a nivel global.