Durante cuatro días de septiembre, Córdoba se convirtió en el epicentro de un encuentro cargado de emoción, memoria y camaradería. Más de 300 veteranos de la Guerra de Malvinas, llegados desde distintos puntos del país, participaron en una nueva edición de las Olimpiadas de la Hermandad Malvinera, un evento que trasciende lo deportivo y se consolida como espacio de integración y contención emocional.
Organizadas por la Agrupación Veteranos de Guerra de Malvinas y Atlántico Sur “Casa del Veterano de Guerra de la Provincia”, las Olimpiadas reunieron del 2 al 5 de septiembre a 20 delegaciones de todo el país. Los excombatientes compitieron con pasión en disciplinas como fútbol, vóley, básquet, natación, pádel, tejo, tiro, dardos y bochas, entre otras.
Más allá de los resultados, el encuentro representó un refugio emocional y un cable a tierra para quienes cargan en su memoria las huellas de la guerra. Alejandro Giletta, uno de los cordobeses que participó en básquet, vóley y natación, lo expresó con claridad en diálogo con la Confederacion Argentina de Deportes: “Siempre practiqué distintos deportes durante mi vida. Marcó mi vida por completo. Después de Malvinas fue muy importante, ya que era el cable a tierra, aparte de la familia“.

El reencuentro con sus compañeros le otorga un valor especial a estas jornadas: “Volver a vernos entre todos los veteranos es una caricia al alma. Nos une ese hilo invisible hace 43 años y estar juntos cada año es una experiencia que nos reconforta”.
Su testimonio también refleja la crudeza del conflicto, pero con la serenidad de quien logró sobreponerse: “Yo estaba en Malvinas en comunicaciones de la Fuerza Aérea Argentina. Cumplí 67 días de servicio en nuestras islas. Llegué el 4 de abril y me evacuaron en el buque argentino Bahía Paraíso el 20 de junio. Viví y pasé todas las experiencias que te puede brindar una guerra, pero indudablemente lo más lindo fue volver a ver a mi familia y a reunirme con ellos en San Francisco, en donde nací”.