Pablo Cingolani, oriundo de Córdoba, no solo volvió a consagrarse como campeón argentino de ciclismo adaptado durante el Campeonato Nacional de Ruta en Catamarca. Volvió a escribir una página de superación, coraje y amor por la vida.
A sus 46 años, Pablo no es solo un atleta condecorado —integrante de la selección argentina, con más de diez participaciones en Juegos Panamericanos, cuatro mundiales y medallas de plata y bronce en su haber—, sino un ejemplo de resiliencia. Su historia tomó un giro drástico en mayo de 2022, cuando un accidente en moto le provocó múltiples fracturas y lesiones graves. La vida lo obligó a tomar una decisión extrema: luego de meses de dolor y operaciones fallidas, eligió amputarse una pierna para poder seguir adelante.
“Estaba postrado. Tenía la opción de seguir operándome o amputarme y empezar de nuevo. Decidí mirar la vida de otra forma”, recuerda.
Lejos de abandonar, Pablo se propuso volver a pedalear. Con una prótesis moderna, esfuerzo físico y una mente enfocada en avanzar, volvió a entrenar. “Nunca pensé en dejar la bici. Incluso cuando ya sabía que iba a perder la pierna, yo ya estaba pensando cómo iba a volver a pedalear con una prótesis”, confiesa.
Su regreso fue tan impactante como su historia. Participó del exigente Desafío del Río Pinto, completando los 80 kilómetros del recorrido. “Sentí que volvía a vivir. Es inexplicable la emoción. Todo el esfuerzo, el dolor, el miedo… todo valió la pena cuando crucé la meta”, cuenta emocionado.
El reciente título en Catamarca —con un tiempo de 24 minutos y 14 segundos en los 14 kilómetros de contrarreloj— no solo consagra a un campeón, sino que celebra a un hombre que eligió no rendirse.
